Café

Nuestro café fue importado desde La Española en el año 1736 y desde entonces ha sido un hábito con profundas raíces en nuestra cultura. Inicialmente se cultivó en Coamo y desde allí se expandió a otros pueblos montañosos. El café llegó a ser uno de los tres principales productos de nuestra isla (la caña de azúcar y el tabaco eran los dos primeros).

Se cuenta que en Puerto Rico se hacía el mejor café del mundo, tenía de nombre “café caracolillo. Dicen se hacía con paño de tela, es decir, se ponía el agua a hervir con la harina de café y ya entrado en el punto de bullición se separaba del fuego y se colaba con un paño de tela. Recuerdo muy bien cuando mi abuela colaba el café de esa manera, el aroma llenaba toda la casa, algo increíble y maravilloso.

Hoy en día Puerto Rico tiene alrededor de dos mil fincas cafetaleras esparcidas entre la zonas de Yauco, Adjuntas, San Sebastián, Lares y Las Marías. En cuanto a mano de obra se refiere, hay alrededor de veinte mil personas dedicadas a cultivar y procesar el café puertorriqueño.

En cuanto al consumo de café en la isla, se ha determinado que el nivel de consumo en Puerto Rico supera la producción local, pero hay esfuerzos para que el producto siga creciendo en calidad y en cantidad. Sigamos pues, mis boricuas cafeinados, contando la historia de nuestro café, pues está lejos de terminar de ser contada.

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El Café

Naciste en el Medio Oriente

casi al lado del mar rojo

quizás cerca de un abrojo

que miraba al sol naciente

Eres arbusto caprichoso

y de incontables renuevos

para mi no es nada nuevo

ver tu frutos tan preciosos

El sol, aunque un amigo

no te puede dar de lleno

usas la sombra de abrigo

y reposas en su seno

Tu aroma y tu consistencia

exhaltan tu sabrosura

que hasta la pereza cura

sin la ayuda de la ciencia

Oh café, mi amigo fiel

que estás de casa en casa

voy a tomar otra taza

con azúcar o con miel

©José Luis Silva-Díaz